Alejo era un niño generoso y desprendido: lo prestaba todo sin dudar. ¿Por qué se ha vuelto tan tacaño? No hay manera de que deje nada a nadie. Ni a sus amigos, ni a sus compañeros de clase, ni a su hermanito pequeño. Pero pronto vivirá una experiencia que le ayudará a entender que nada es divertido si no puede ser compartido.
Un cuento para aprender a compartir, escrito en rimas.