¿Pueden los niños controlar sus emociones?
¿Pueden los niños controlar sus emociones?
PARTE 1
Aprende algunas herramientas para ayudarles a transitar este proceso
Como profesional, me di cuenta de que tenía que cambiar la forma de trabajar con mis pacientes, cuando entendí que las “conductas inadecuadas” no eran simplemente conductas inadecuadas; sino emociones que los niños no saben canalizar de forma “correcta”. Lo que debería ser sentido común, pero que todavía no lo es tanto...
Yo pensaba que esto era algo más complejo que se trabajaba “más adelante” o cuando crecieran.
Pero también entendí que justamente esto era lo que nos estaba faltando a nosotros como adultos para entender mejor a los peques, tener una relación más sana con ellos e incluso con nosotros mismos. Romper esos ciclos y patrones de la crianza tradicional, e incluso sanar cualquier cosita que hubiese quedado pendiente por ahí. Entender que ninguna conducta tiene nada que ver conmigo y que el niño “no me hace cosas” para hacerme molestar, sino que hace cualquier cosa esperada para su edad, según su desarrollo neurológico y según sus capacidades del momento.
Muchos padres cometen el error de creer que un niño de 3 años es capaz de controlar sus emociones, cuando en realidad no es sino hasta los 5-6 años de edad aproximadamente, que empiezan a desarrollar el autocontrol.
Además, es sumamente importante considerar que la habilidad para controlarse a sí mismo depende de dos cosas:
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Temperamento: Que tiene que ver con la predisposición biológica (o sea tu hijo se parece mucho a ti en su forma de reaccionar).
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Funciones Ejecutivas: Entre las cuales están la memoria, la atención, la inhibición, etc. (y que se terminan de desarrollar en la adolescencia, ¡Oops!).
Por eso, si les exigimos que logren sólos algo para lo que todavía no están biológica y psicológicamente preparados, lo que hacemos es generar mayor frustración... y más berrinches.
La buena noticia es que hay una solución para todo y además voy a dejarles un par de herramientas increíbles para empezar a trabajar las emociones con sus niñitos.
Podría pasar horas hablando y reflexionando sobre este tema. Pero los padres lo que más necesitan, son soluciones concretas.
1. Escoger el momento adecuado
El primer error común que veo a la hora de trabajar las emociones, es que quieren intentar nuevas estrategias en pleno momento de crisis. En ese momento el cerebro está en estado de alerta y NO APRENDE NADA NUEVO. Por eso cuando se te ocurrió en pleno berrinche darle la opción de respirar, seguramente te respondió “¡¡¡NO QUIERO RESPIRAR!!!”.
Las emociones se trabajan en la calma y los cuentos es la primera herramienta que utilizo SIEMPRE para empezar a transitar este largo camino.
2. Además de validar las emociones ofrecer herramientas y soluciones
Otro error muy común ocurre cuando los papás descubren la maravillosa herramienta de la validación. Lo típico es que luego de intentarlo varias veces, se frustran y se rinden o empiezan a sentir que criar de forma consciente no funciona.
El error justamente está en que tenemos que ir mucho más allá de la validación. Y aunque en las redes hay demasiada información, ese es el problema. Hay demasiada información, pero poca concreta que nos explique por qué y lo que debemos hacer después.
Para que el niño aprenda a canalizar sus emociones de forma adecuada, TENGO que enseñarle a solucionar problemas.
Porque si no, cuando vuelve a presentarse la situación, el sigue sin saber qué hacer y todas esas emociones desbordadas van a salir exactamente igual que siempre (o peor).
Obviamente los adultos tenemos muchísima más capacidad de auto regulación que los niños. Y aunque podamos estar muy molestos, no vamos a golpear a nadie (al menos la gran mayoría de nosotros). Ellos no tienen esa capacidad, sino que yo como adulto soy responsable de la co-regulacion. Es decir que debo ayudarlo a calmarse y poco a poco darle herramientas.
Los cuentos son el mejor ejemplo siempre, porque están diseñados, no solo para que conecten, sino para que entiendan y se identifiquen con diferentes situaciones. Pero más allá de simplemente leerlos, podemos darle un uso increíble. Especialmente a partir de los 3 años.
Por ejemplo, si estamos leyendo el Monstruo de colores, cuando lleguemos al rojo, podemos hablar de cuales situaciones nos hacen ponernos así súper rojos y bravos. Validar las suyas… y lo más importante, pensar cómo podríamos solucionarlo o qué podríamos hacer para sentirnos mejor.
Para ponerlo en práctica, digamos que el hecho de que mi amigo no quiera compartir, es algo que me pone MUY molesto. ¿Qué podemos hacer? Podemos pedirle ayuda a la maestra, jugar con otro amigo o buscar otro juguete.
Y aunque a veces te preguntes si realmente te estará escuchando, si estará entendiendo, si va a ponerlo en práctica… te garantizo que, por el simple hecho de abrir estos espacios, tu hijo va a responder poco a poco de forma que vas a sorprenderte y además vas a estar generando un cambio casi instantáneo, muy positivo en tu relación con él.
Si te quedaste con ganas de más, no te preocupes, la segunda parte vendrá con más información de valor para ti y tus chiquitines.
Alexandra Lombardo P.
Psicólogo
@vamosconale
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